Cuando nació compré telitas muy dulces, de bebé en toda regla, pero el tiempo ha ido pasando y como Danel ha crecido ya aquellas telas no tenían sentido.
Rebuscando entre esas telas que se compran cuando te dan al ojo y no sabes para cuando, me apareció esta franela con las tortugas guerreas.
Para la otra cara he utilizado un pirineo también llena de bichos, fue gracioso verle abrir el paquete, daba saltos de alegría y lo mejor es que solo meter la mano en el envoltorio adivinó de que se trataba.
No tengo fotos del momento, pero podéis imaginar un rubito lleno de rizos pegando saltos.